El insomnio es una patología muy frecuente en la población general. Se estima que de un 10 a un 15 % de la población adulta padece insomnio crónico y que un 25 a 35 % ha sufrido un insomnio ocasional o transitorio en situaciones estresantes.

La prevalencia del insomnio como síntoma de alguna enfermedad es también elevada, ya que se estima que un 50% de los adultos sufren insomnio en algún momento de la vida y que un 25-35 % ha padecido insomnio ocasional o transitorio acompañando al estrés de situaciones vitales.

Una persona tiene insomnio si tiene:

• dificultad para el inicio del sueño
• despertares frecuentes
• despertar temprano
• sensación de ausencia de sueño reparador

Existen factores predisponentes: trastornos de personalidad, hábitos, ritmo circadiano, trastornos médicos  y psiquiátricos.

Factores que precipitan el insomnio: situacionales, ambientales (luz, ruido, temperatura), dolor y/o trastornos físicos, trastornos psiquiátricos, tratamientos farmacológicos, abuso de sustancias (cafeína, nicotina, alcohol), esquemas de horarios irregulares.

Existen factores que perpetúan el insomnio: temor a no conciliar el sueño, rutinas y hábitos inadecuados, tiempo prolongado en la cama, siestas y alcohol .

Bibliografía: «INSOMNIO CRÓNICO: SUBTIPOS BASADOS EN HALLAZGOS POLISOMNOGRÁFICOS, PSICOPATOLÓGICOS Y NEUROPSICOLÓGICOS.» Julio Fernández Mendoza, Universidad Complutense de Madrid, 2010

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